Sus labios son mi perdición (+18) // Kate Bishop

Nos dirigimos al coche, no cruzamos palabras en ese pequeño momento pero si algunas miradas y un par de sonrisas, se escuchaban las voces de los demás y el ruido de la calle, la verdad era que si necesitaba estar en silencio por un momento, tenía que tener en cuenta que no estaba del todo bien. Llegamos al lugar en donde estaba el coche estacionado y subimos a el. Sabía que él estaba planeando algo, lo conocía y no me podría engañar. No leo mentes pero él no tenía en mente el solo estar sentados y hablando de lo que habíamos pasado en el tiempo que no habíamos estado juntos. Sabía que había una razón por la que me invitaba, cuando lo hacía no terminábamos hablando, ni estábamos quietos. No podía saber en ese momento si esto dudaría del todo pero sabía que hay que disfrutar el momento.
-Yo también te quiero mucho Hal, esto no terminara-
Llegamos a su departamento y dejo el coche estacionado afuera de su departamento, baje del coche con mi bolso en la mano y me dirigí a su lado para poder entrar a aquel departamento que recordaba desde la última vez que lo había visto. Espere a que abriera la puerta para poder pasar, le dirigí una leve sonrisa hasta que abrió la puerta y tras escuchar sus palabras decidí entrar.
-Gracias, que caballeroso-
Por fin entre en aquel departamento y sonreí por los gestos hechos hace algún momento, recorrí con la mirada el departamento, no había cambiado mucho solo algunos detalles pero fuera de eso todo estaba igual. Espere a que él pasara al departamento escuche el seguro de la puerta, sabía que tenía razón, no estaríamos ahí solo para platicar sobre nuestras vidas o por lo menos eso no era lo que Harold planeaba. Sentí como su mano tomaba la mía y me alaba colocándome contra la pared y como él se acercaba a mí para besarme, recordé cuando me recibía de esa forma, sus manos se posaron sobre mi nuca mientras yo pasaba las mías por su cuello abrazándolo por este. Comenzó a bajar sus labios por mi cuello, una sonrisa se dibujo en mis labios. Sentí como su cadera comenzaba a pegarse con la mía y como el calor de la habitación subía por nuestras respiraciones, sentí como desabrochaba la parte superior de mi vestido despegándola de la falda y subiéndola un poco.
-¿Desde cuándo lo preguntas?, se que a pesar de lo que te diga lo harás-
Esperaba que no se asustara por la cicatriz que me había hecho la noche anterior, y las algunas marcas de otras peleas recientes, no dije nada. Lo mire unos segundos y me acerque para volver a besarlo, baje mis manos a sus hombros y quite su saco, un momento después dirigí mis manos a su corbata para desabrocharla un poco mientras continuaba besándolo.

"Always and Forever". Nunca me habían gustado las promesas pero no me pude resistir en creer aquella noche en la cual nos comprometimos. En mi mente nunca había estado presente el pensamiento de que el amor en realidad existe, pero con ella era distinto. Su mirada de océano hacía que mi alma se incendiara de esperanzas y que creyera en el amor. Sin embargo era una debilidad porque preferiría no tener sentimientos debido a que a veces sales herido, como pasó aquella tarde en el jardín. Ella se alejó y su sombra la acompañó, dejándome solo en aquella banca con un espacio vació en mi corazón, en mi alma. Intente recompensar ese hueco en mi alma pero era imposible, porque las chicas que me hacían compañía, mientras pasaba por el invierno de mi vida, eran simplemente pasajeras. Trataba de no caer en el abismo del alcohol y la depresión, pero a veces simplemente, era imposible. Le entregué todo lo que tuve para ofrecerle, y me volví débil, esperaba que ella me guiara en el camino correcto pero lo único que logró fue abandonarme. Ese es un recuerdo que quizás nunca elimine de mi mente, pero siempre estaba presente, aunque era recompensado con el último beso que ella me dio. Cuando sus ojos se abrieron frente a mi rostro y se alejaron de los míos. La única pizca de esperanza que poseía en el transcurso de mi vida se había desvanecido al igual que ella. Sin embargo al encontrármela en la cafetería esa tarde sentí como la chimenea del amor volvía a encenderse. ¿Estaba haciendo lo correcto en entregarme a ella nuevamente? El interrogatorio que se llevaba el premio de la noche. Tenía temor en caer en su encanto nuevamente y que me abandone como lo había hecho, que vuelva a estar solo y los días se conviertan largos sin su presencia, que pierde algo y no pueda reemplazar. Pero siempre he tenido el lema de que "Si dejamos de creer en el amor, ¿por qué tendríamos que vivir?". De todas formas si no lo intentaba nunca iba a saber, así que no me negué y entregué mi corazón a ella, por segunda vez. Nuevamente víctima del mar en sus ojos.

Me distraje por un momento posando mi rostro en el hombro de ella y cerrando los ojos. Pero los pocos segundos que pasaron fueron eternos en mi mente. Despegué mi mejilla del cuerpo ajeno y la observé a sus ojos. Deslicé mis manos por su abdomen y le quité la blusa. La tiré cerca de una silla que estaba a unos pies y observé las cicatrices que predominaban en el cuerpo de Kate, que para mí no eran extrañas. Las había visto antes y eran especiales para mi. Eran sinónimo de valentía en una chica, no tenía vergüenza alguna. Así que acerqué mis labios y le di un beso con toda la honestidad del mundo. -Que tengas estas heridas no cambia que seas especial para mi- musité sonriendo a su rostro que se posaba en la pared mientras su respiración aumentaba cada vez mas. -No te pongas nerviosa- Le dije sonriendo de medio lado concediéndole un beso en sus labios. -¿Sabías que me encantan tus ojos, tu sonrisa, tu piel..?- Añadí acariciándole el hombro y pasando mis dedos por tus labios. -Me hacía falta perderme en el mejor mar que hay en el mundo- Rocé sus ojos con mi boca y solté un largo y profundo suspiro. No obstante la cogí de la cintura y la llevé a la cama riendo. La lancé entre las sabanas y me fui desabrochando la camisa para tirarla cerca de la de ella. Seguido de esto me quité el cinturón para darle una leve latigazo en le abdomen. -Despierta traviesa, se que estas ahí dentro- Le dije sonriendo y mordiendome los labios.

Sentí como se posaba en mi hombro, su rostro era pensativo pero no sabía qué era lo que pensaba. No muchas veces lo había visto así y mucho menos muchas personas, lo logre conocer en poco tiempo pero no lo conocía del todo, algo que sabía era que no le gustaba parecer débil, en eso nos parecíamos mucho, no nos gustaba parecer débiles en ningún momento. Cuando estábamos juntos eso parecía no importar él, me daba explicaciones mirándolo a los ojos, dirigiéndome una mirada sincera, tomaba mi mano, sonreía y algunas veces las lágrimas llegaban a brotar de sus ojos. Recuerdos eso eran, recuerdos que regresaban como una lluvia de meteoritos, hermosa pero al mismo tiempo toxica y dañina pero no en un sentido malo. Me dañaba, pero no esos recuerdos a su lado, si no el día que fui tan inhumana con él y lo culpable que sabía que había sido. Sin embargo había recuerdos más hermosos que me hacían sonreír, recordar cada momento era tan hermoso.
Un recuerdo vino a mi mente, la primera vez que estuvimos juntos, nos entregamos el uno al otro. Fue la primera vez que vio mis cicatrices, cicatrices que tenían diferentes historias y diferentes tiempos pero todas se unían para un mismo propósito. Siendo sincera ya no eran tantas como aquella vez ya que había mejorando cada vez más, recordaba la cara que puso cuando le dije quien era y la cara que yo puse cuando en me dijo quien era, dos héroes de diferentes mundos en un mismo lugar. Nunca llegamos a ser compañeros como héroes pero éramos compañeros en otra forma, en el entorno de vida que era importante.
-Lo sé, ya me lo has demostrado. Sabes que no estoy nerviosa, recuerda la vez que descubriste como era-
Dije mirándolo aun contra la pared, sentía nuestras respiraciones tan cerca, el cómo se aceleraban al igual que el latido de nuestros corazones, se escuchaba cada latido con fuerza y rapidez, sentía su respiración. El rozar de su piel con la mía y sus besos, su suspiro el cual me hizo sonreír. Fije mis ojos a los de Harold, los miraba y me perdía, eran tan iguales y al mismo tiempo tan diferentes. Solo necesitaba mirarlo y saber que tenía, nos comunicábamos sin miradas pero no habíamos visto lo mismo, y mucho menos pasado por cosas iguales.
Note como me tomaba de la cintura pero no de una manera tranquila, era una forma tierna pero con una intención. Comenzaba a saber que lo que había pensado era cierto su forma tan tierna y después tan juguetona la conocía. Harold no podía engañarme en ese sentido. Note su risa y sus ojos, lo seguí hasta a la cama a la cual Harold me lanzo a la cama dejándome entre las sabanas que ya conocía al igual que a aquel lugar en el cual ya había estado pero esta vez todo estaba totalmente cerrado y casi oscuro, la única iluminación era la de algunas lámparas. Mire como comenzaba a quitarse su camisa, la cual quedo a mi lado. Sentí aquel latigazo y aquellas palabras pronunciadas, me quite la falda y los zapatos quedando solo en ropa interior frente a sus ojos. Tome la camisa y la puse detrás del cuello de Harold, la jale de modo que lo atraje hacia mí y le sonreí.
-No me retes, Harold-
Me dirigí a sus labios y los roce con los míos, le sonreí y lo mire a los ojos. Mordí su labio y lo atraje más a mí, un movimiento basto para que Harold girara y callera de espalda a la cama, reí y lo mire. Me coloque arriba de él, me acerque a sus labios y lo bese como si fuera el primer y último beso, con pasión y ternura en un solo acto.

"Tonight we own the night". Esa frase pasó por mi mente mientras estaba acostado sobre Kate mirándola a los ojos y nuestras miradas se chocaban la una con la otra. Acerqué mis labios y le dí un beso que terminó con una mordidas del labio superior. Lo jalé un poco hacia mi y me expulsé una carcajada entre dientes. Observé como ella se fue quitando la ropa con una sonrisa de oreja a oreja que siempre me volvía loco. Cuando ella se retiró la blusa y la falta acaricié sus piernas con mis manos, notando como nuestros cuerpos se movían de la excitación, hasta llegar a sus senos que estaban tapados por el brasier y los apreté lentamente. En ese momento Kate me agarró por la cintura e hizo que mi cuerpo quedara boca arriba y ella encima de mi. Mi excitación comenzó a crecer viendo como sus senos guindaban sobre mi rostro y su cintura rozaba mi entrepierna. Mi respiración comienza a aumentar y roza con la ropa intima de Kate. Inclino mi cabeza hacia adelante y succiono en la parte de los senos de la fémina. Alzo las manos y las coloco en la espalda de mi amada para retirar su sostén y en menos de segundos pude observar como sus pezones estaban rectos y rígidos como una piedra. -¿Tienes frío?- Le cuestioné riéndome y observando su rostro. Acerqué mis dientes a uno de ellos y le di una leve mordida mientras rozaba mi cintura con la de ella haciendo que mi miembro creciera cada segundo que pasaba. Deslicé mi mano por la espalda de ella llegando a su tanga e introduje mis dedos adentro de ella acariciando sus glúteos y apretándolos. -Oh dios..- Le dice cerrando los ojos y dándole un golpe a la tanga de ella con mi miembro, aún cubierto por el boxer.

Sentí como el calor comenzaba a aumentar en la habitación al igual que la respiración de Harold y la mía. Besos y carisias era lo que hacíamos en ese momento todo era eso, miradas, carisias y besos. Sentí como la mano de Harold comenzaba a recorrer mu espalda hasta llegar al broche del sujetador el cual no le costó mucho desabrochar, era más que claro el porqué no le había costado trabajo, dejando mis senos al descubierto frente a sus ojos, una vez más. Pero eso era lo de menos en ese momento, nuestras ropas interiores rozaban la una con la otra provocando una excitación que llegaba a aumentar conforme pasaba el tiempo, los roces también aumentaban por los movimientos de excitación de nuestros cuerpos. Sonreí al escuchar su pregunta pero no respondí, no lo creí necesario. Un leve gemido se logro escapar de mis labios al sentir aquella mordida la cual no fue tan fuerte, más bien fue sutil para comenzar con todo lo que se suscitaría una vez más en aquel lugar, en el departamento de Harold. Sentía como la mano de Harold comenzaba a deslizarse por mi espalda hasta llegar a mis glúteos. Seguía moviéndome rozando mi cintura con la de el notando como su miembro aumentaba, también logre sentir el pequeño golpe que me dio con este mismo. Lo conocía sabia como era en esas situaciones a lo cual él estaba más que acostumbrado.
-Una vez más nos encontramos en este lugar-
Dije es un susurro el cual solo el podría escuchar en este momento, me acerque más a él y lo tome del cabello, para dirigirme a sus labios un momento después y besarlos como nunca lo había hecho a lo largo del tiempo que lo conocía. Ese lugar me recordaba mucha cosas, como nuestra primera vez juntos como una pareja, las veces que él se asustaba cuando yo llegaba con herida o viceversa, no podíamos dormir el uno sin el otro, las veces que curábamos nuestras herida de batallas y que discutíamos a gritos para que ambos dejáramos lo que hacíamos, sin embargo sabíamos que ninguno de los dos dejaría de hacer lo que hacíamos, ya que era parte de nosotros. Los enojos el que teníamos el uno con el otro y el momento que comprendimos que esto de verdad era especial para ambos algo que Harold jamás había sentido, amor.
Continua besándolo por un largo tiempo mientras todos esos recuerdos estaban en mi mente, acaricie su cabello y comencé a deslizar mis manos por su cuello para proseguir a su pecho y torso los cuales acaricie con las yemas de mis dedos delicadamente, proseguí a bajar mis manos hasta llegar a sus bóxers los cuales comencé a retirar de su cuerpo dejándolo completamente desnudo ante mí a pegando mi cuerpo más cerca del mío, sin ninguna distancia de por medio entre ambos.